HERMANDAD DE "JESÚS ATADO A LA COLUMNA"

La Hermandad de Jesús Atado a la Columna de la localidad vallisoletana de Medina de Rioseco nace al amparo de la orden franciscana en el siglo XVI, en cuyo convento tenia la sede la cofradía hasta la desamortización de bienes eclesiásticos acaecida en el siglo XIX. Pocos datos se conocen de este periodo inicial. La documentación vincula su pertenencia a la Cofradía Penitencial de la Pasión, fundada en los últimos años del siglo XVI en el Convento de San Francisco, en cuyo recinto se rendía culto a la imagen de un Jesús Atado a la Columna. En 1653 Bartolomé Arango compra la Capilla de San Andrés, en donde la cofradía veneraba la imagen de titular. Se cree que puede ser dicha talla la que ha llegado hasta la actualidad y que, con posterioridad, fue trasladada y colocad en el altar de la capilla que se encontraba a los pies del templo, a principios del siglo XVIII. Un grupo de hermanos, encabezados por Pedro Hernández del Pulgar, refundan la cofradía en 1689, con el fin de proporcionar ayuda y asistencia a los hermanos y necesitados.

Hasta 1834 permaneció en la iglesia conventual de San Francisco, seguramente hasta la exclaustración, siendo trasladada a la parroquia de Santa Cruz, en donde se emplaza, la imagen en la hornacina central del banco del retablo barroco del Cristo de la Pasión.

Encabezaba la Procesión de la Pasión el Viernes Santo por la mañana desde la iglesia parroquial de Santa Cruz  y recorría los diferentes templos y las principales calles de Rioseco junto a las cofradías del Ecce Homo, Nazareno, Desnudez y la Pasión. En 1958   la Procesión de la Pasión se une a la Procesión del Dolor del Jueves Santo por la tarde y nace la Procesión del Mandato. Desde entonces y hasta la actualidad desfila en tercer lugar en la procesión que emerge de la iglesia parroquial de Santiago Apóstol.

La hermandad tiene como única imagen procesional la talla de Cristo (de tamaño inferior al natural) atado a una columna baja del tipo Senta Práxedes, por lo que es llamado popularmente “Eceomico o Ceomico”. Las manos permanecen superpuestas y atadas a la parte superior de la columna con un cordón de oro que emerge del cuello. Ello obliga a una flexión del cuerpo hacia delante, con el pie izquierdo que avanza, generando un mayor dinamismo, siguiendo los modelos de Gregorio Fernández. La espalda desnuda muestra el desgarro provocado por los flagelantes durante el camino del Calvario. El rostro oculta el dolor en una mirada conmovedora.

El tablero, como en la localidad se denomina a las andas que sirven para trasportar la delicada talla, es de construcción austera y sencilla, en madera natural, sin apenas adornos, siguiendo el principio de la sobriedad franciscana. Fue construido en el siglo XIX y modificado a lo largo del siglo siguiente, principalmente para dar mayor realce a la imagen. El cuerpo principal está sostenido por un bastidor de tres largueros o vigas, cuyos extremos delanteros y traseros sobresalen para ubicar a los hermanos que han de portarle. Son los llamados palotes, de entre los que destacan los centrales al ser las cadenas o zonas de mando. En los laterales se distribuyen el resto de los diez hermanos, en los puestos denominados contrapalotes y ejes, convenientemente tallados y nivelados mediante tacos anclados a los costados del tablero. Entre la peana ovalada primitiva  y el cuerpo principal del tablero se colocará un zócalo decorado con motivos vegetales, flanqueado por cuatro faroles dorados.

Para facilitar el apoyo sobre el hombro del que cargue, el hermano está provisto de una anilla en donde introducir la mano. En la otra mano lleva la horquilla para descansar del paso en los llamados posos procesionales. 

Los hermanos visten de túnica de paño castellano negro, ceñida a la cintura con un cíngulo de algodón negro, careta, guantes negros y pañuelo negro. La medalla o insignia  reproduce la imagen titular de la hermandad y esta enganchada a un cordón de color morado.