Nuestra solidaridad con los placentinos en estas horas amargas en las que la desgracia ha querido cebarse en la magnífica Iglesia de San Martin.
Allí nos recibieron y nos agasajaron de forma inolvidable. Ojalá pronto la Iglesia y el rico patrimonio artístico que atesora vuelva a brillar para gozo de Dios y de los hombres.