LAS BANDAS

La proliferación de bandas musicales es un fenómeno sociológico extendido por toda la geografía española, donde los cofrades procuran expresar su devocionalidad hacia su cofradía por medio de la música. Medina de Rioseco se adaptó con éxito a estas modas, configurando con el paso de los años una nueva tradición sonora.

El sello de la devoción cofrade de muchos jóvenes riosecanos derivó en pasión musical y, a día de hoy, son embajadores de la Semana Santa de su ciudad por distintas ciudades de España. En el decurso de la Semana Santa de Medina de Rioseco la mixtura viento –metal / percusión se hacía ya presente al menos desde el siglo XVII, y así se hace comprobable en diversos documentos que hacen referencia a contrataciones de músicos ministriles de clarines y atabales; sin embargo, hemos de remontarnos al siglo XX para hallar la primera formación constituida como agrupación específica de “Cornetas y Tambores”.

Hemos de señalar que distintos testimonios gráficos evidencian que distintas congregaciones musicales foráneas de viento metal ya glosaban musicalmente la procesión, pero ahora serían los propios riosecanos quienes la armonizasen. La primera formación riosecana institucionalizada se constituye en 1.975, fue formándose bajo el ejemplo de otras agrupaciones que acudieron a Medina de Rioseco por entonces, como la conformada por niños huérfanos de un colegio de Carabanchel que vinieron a la procesión riosecana gracias a la intervención del músico militar riosecano Antonio Gutiérrez.

Esta primera formación bandística recibió el nombre de “Banda de Cornetas y Tambores de Medina de Rioseco”, desde hace unos años ha pasado a llamarse “Banda de Cornetas y Tambores del Santo Cristo de la Clemencia”. En el último decenio del siglo XX surgieron nuevas formaciones como la de “El Santo Sepulcro”, constituida en 1990 (hoy desaparecida); la “Banda de Cornetas y Tambores de El Santo Cristo de la Paz”, fundada en 1994; y la “Banda de Cornetas y Tambores Jesús Nazareno de Santiago y la Santa Verónica”, creada en 1995. Estas formaciones musicales están compuestas básicamente por cornetas y tambores, nominación genérica, ya que en realidad hay varios tipos de aerófonos de metal y diversos tipos de percusión.

Si bien la primera banda musical fue compuesta solamente por jóvenes varones, y desde entonces el rol de músico había recaído más a menudo en la sociedad masculina, en los últimos años ha sido equitativa la repartición sexológica de los instrumentos musicales siendo en la actualidad bastantes jóvenes mujeres las que conforman el corpus de cada una de las tres bandas. También hay bastantes niños y niñas en estas formaciones bandísticas aprendiendo los entresijos de la música gracias a la pasión por su paso y, por extensión, hacia su Semana Santa. La música asume un evidente papel de integración social.

Las bandas musicales de Medina de Rioseco son un ejemplo de núcleo de solidaridad alrededor del cual los propios hermanos cofrades se ayudan entre sí en la enseñanza de los rudimentos de la música, además, debido a frecuentes ensayos y actuaciones, estos músicos conviven durante muchísimas horas a lo largo del año; en consecuencia, la cooperación, ayuda y coordinación de los cofrades en pro del trabajo musical por su cofradía da sentido a la propia etimología de la palabra hermandad. La coexistencia y cordialidad entre las tres formaciones devino en la adquisición de una acreciente calidad interpretativa musical, de modo que cada cofrade instrumentista adquiere una responsabilidad musical a la altura de su sentimiento y devoción por su santo paso, por su Semana Santa, por su procesión. Con la pretensión de interpretar música del mejor modo posible, los ensayos (en cada una de las bandas) no se limitarían de Enero a Abril, como solía hacerse, ahora serían de más de 10 meses.

Los encomiables esfuerzos de estos chicos y chicas cofrades comenzaron a adquirir un cariz musicalmente positivo fundamentado en una renovación metodológica que aportó varios componentes estético musicales. Veamos algunos: se contrataron músicos profesionales (cofrades o no) con experiencia en banda como profesores, se inició cierta formación en el lenguaje musical, hubo un incremento exponencial de horas de estudio grupales (e individuales), se comenzó el aprendizaje de respiraciones diafragmáticas así como estudios específicos con el fin de mejorar la técnica instrumental propia, y en fin, de un conjunto de parámetros con el que han alcanzado un meritorio progreso técnico e interpretativo.

Su trabajo ya ha sido reconocido allende Medina de Rioseco tras actuar en distintas e importantes procesiones de la geografía española. Su número de componentes es bastante alto, y desde los organismos directivos no dejan de preocuparse seguir formando su cantera musical; el repertorio es cada vez más amplio y complejo abarcando diversos géneros de música, no sólo procesional, si bien es este campo su especialidad.